José López Rubio fue un artista polifacético. Director de cine, autor
teatral, guionista, humorista y académico de la Real Academia Española.
En 1949 los doctores J. Presper Eckert, Jr., y John Mauchly, crearon la
ENIAC (Calculadora e Integradora Numérica Electrónica) que fue la primera
computadora totalmente electrónica. Estamos en los comienzos de la electrónica
y no obstante, nuestro articulista, alejándose de las predicciones futuristas,
afirma algo que todavía está vigente: el ordenador no deja de ser un niño
prodigio no mayor de doce años.
"Desde Filadelfia, el inventor del "cerebro mecánico"
anuncia, con su novedad, una era electrónica de incalculables posibilidades. No
sabemos si este reciente cerebro dará mejores resultados que el modelo
anterior, el humano, y si bastará con uno, o con dos de ellos, a lo sumo, para
resolver los arduos problemas que muchos cerebros de los de hasta hoy,
considerados como los mejores, no aciertan a resolver cuando se reúnen con ese
objeto alrededor de una mesa Este cerebro mecánico, que habrá de ser manejado por
expertos especiales casi por sacerdotes del nuevo culto del electrón, será, sin
duda, de uso general y en los casos urgentes, acudirá a domicilio, haciendo
sonar a su paso una campanilla, que es lo que caracteriza los auxilios
extremos: el Viático, la ambulancia y la bomba de incendios.
...
El inventor espera que su electrónico prodigioso resuelva los más
difíciles problemas de matemática superior, aquellos ante los cuales los
maestros del cálculo habituados a usar el infinito como simple guarismo, se
rinden extenuados. Y, además, anuncia que el electrón, bien conducido, dará
soluciones de estrategia militar, compondrá música y jugará al ajedrez.
Con todos los respetos, ya le vemos asomar las orejas al cerebro
mecánico. Lo que el inventor trae de la mano no es sino un niño prodigio
artificial, un mecánico niño superdotado, para vivir de él, como viven los
papás de los niños excepcionales, de carne y hueso, de los que rara vez se
vuelve a saber nada pasado algún tiempo cuando ya no están en edad de que las señoras, para expresar su admiración,
puedan alzarlos en sus brazos y comérselos a besos.
Por el campo de sus aplicaciones, ya está visto que ese cerebro
mecánico no ha cumplido los doce años, ni los cumplirá nunca. Porque resulta
que el cerebro mecánico es matemática, como la música y el ajedrez lo son,
también, a su manera y eso, solamente eso, es lo que se suele dar, en
condiciones todo lo extraordinarias que se quiera, en los niños prodigio. No
hay niño genial que domine artes superiores, sino que hay artes, de un tipo
único, que en ciertos casos, pueden ser aptas para menores.
...
En ninguna infancia, ni aun en las mas despejadas, se han pintado
"Las meninas", se ha pensado "La Ciudad de Dios", se ha
escrito "Rojo y Negro" o la "Tragedia de Macbeth", se ha
descubierto la penicilina ni se ha
desintegrado el menor átomo. Ni a tan tierna edad, tampoco ningún niño, a pesar
de su natural disposición a ponerse perdido de barro húmedo, ha modelado un
David, ni ha conseguido que ese túnel que ha logrado horadar en el montón de
arena le acredite para realizar alguna obra pública. En casi dos mil años, no
hemos vuelto a oír hablar de ningún otro niño que haya discutido con los
doctores de ningún templo.
Para las matemáticas, para el juego de cifras, de notas o de piezas,
puede haber instinto especial, adelantado, una singular intuición, que nunca se
produce cuando hay que manejar razones, formas o sentimientos.
...
El inventor nos lo ha descubierto al declarar que su aparato
electrónico tal vez sea capaz de componer un soneto, pero con tanta dificultad
y pérdida de tiempo, que resultará antieconómico.
...
La confesión es clara y por otra parte, consoladora, porque ni el
inventor ni su lúcido cerebro auxiliar saben es que un soneto, exacta flor de
poesía, sucinta arquitectura de una emoción, nunca ha sido económico. Un soneto
no ha proporcionado la riqueza a su autor ni a sus descendientes -las
antologías no pagan nada- y ni el tiempo invertido en afirmar el arco de los
tercetos sobre los pilares de los cuartetos, ni el valor de los artículos de
escritorio empleados se han visto nunca decorosamente retribuidos. Un soneto no
es cosa de niños, ni de máquinas por muy electrónicas que sean, y no se hace
con arreglo a un presupuesto. El poeta, ya sabe, porque ha elegido de antemano,
lo que puede ganar y lo que va a perder, por otro lado.
Un soneto se construye con propósitos y por motivos de la más diversa
índole. Basta, por ejemplo, con que se ocurra a Violante mandarlo hacer, y ya
está hecho."
Diario ABC "El secreto electrónico" 29.10.1949
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