Hace ya algunos años, en Sevilla,
deambulando por una feria de libros antiguos, me llamó la atención el título de
un libro escrito por Antonio Díaz Cañabate: "Historia de una
Tertulia".
Sabía que el "Caña"
había sido durante muchos años, redactor taurino del diario ABC. Como taurófilo
empedernido, vislumbré la posibilidad de pasar un rato agradable, devorando las
anécdotas que el autor refería en boca de toreros, banderilleros y el resto de
la fauna de aquel mundillo.
Al abrir sus páginas, me veo
inmerso en 1940, en el café Lyon d'Or de Madrid, y me encuentro, efectivamente con Juan
Belmonte, Rafael el Gallo, Sánchez Mejías Jr, y otros señoritos de ese mundo.
Pero allí también se reunían
otros tipos. Unos habituales, como el
gran e inefable, José María de Cossío, el de la famosa enciclopedia, Gerardo
Diego, poeta del veintisiete, y muchos
desconocidos para mí en ese momento. Emilio García Gómez, Eugenio d'Ors,
Sebastián Miranda, José del Río Sanz y muchos otros que iban y venían: Manuel
Machado, Juan Cristóbal, Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Regino Sáinz de la
Masa, Luis Rosales, Daniel Vázquez Díaz, Leopoldo Panero, Laín Entralgo,
Federico Sopeña, Luis Felipe Vivanco y un largo etcétera.
Educado en la escuela de los años
setenta, -los profesores ya muy mediatizados- nuestro conocimiento de la
cultura de aquellos años se limitaba al Camilo J. Cela de "La familia de
Pascual Duarte", la Carmen Laforet de "Nada", y pare usted de
contar.
Aquellos años -venían a decir-
era un páramo cultural. Todo lo bueno que tenía España estaba en el exilio, o
quizá desaparecidos en la guerra.
Las anécdotas del libro eran chispeantes, se respiraba un
optimismo sano, radiante, sonoro, franco, -eran los vencedores, pensaba- muy
alejado del ambiente gris, sordo, apesadumbrado, hosco y pesimista que matizaban
las películas actuales, ambientadas en
aquella época.
Indagando en enciclopedias y en
la red, supe que Emilio García Gómez fue un insigne arabista, descubridor de
las "jarchas", los primeros
balbuceos de la lengua romance en la península ibérica.
Que Eugenio d'Ors, era filósofo,
Xènius le nombran los catalanes. Asistían famosos escultores como Sebastián
Miranda y Juan Cristóbal. Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana y Vázquez Díaz ,
célebres pintores. Poetas, muchísimos, críticos
de arte, intérpretes musicales, compositores, profesores universitarios. Y
todos ellos en una sola tertulia. ¿Cuántas de este tipo habían?.
Gracias a la influencia de ese
libro seguí indagando y redescubrí y leí a José María Pemán; ¿autores
teatrales? Jardiel, Mihura, Calvo Sotelo, López Rubio,... ; ¿pintores? Benjamín
Palencia, Dalí, Miró...; Jacinto Guerrero estrenaba el "Concierto de
Aranjuez"; filósofos como Julián Marías, Javier Zubiri, Leopoldo Eulogio
Palacios... y los escritores malditos: Wenceslao
Fernández Flórez, Ignacio Agustí, José María Gironella, Manuel Halcón, Agustín
de Foxá...y otros que no tardaron en volver: Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de
Ayala, Jacinto Benavente, Azorín y un largo etcétera
Y así, leyendo e investigando me
vi inmerso en aquel "desolado" páramo cultural.
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