martes, 6 de enero de 2015

César González Ruano: Los "indianos" y los "estraperlistas"



En nuestros tiempos son raros ya los que tienen dinero porque nacieron ricos. Los capitales vinculados a las familias han ido desmoronándose y hoy día el dinero huele a verde, a cosa nueva y directamente adquirida, lo que no está mal, y tiene más mérito si aguanta un examen sin que le salgan los colores al rostro.
Del trabajo se puede vivir, pero con gran cuidado. Las profesiones no permiten más que mesa puesta y sábana -de algodón y con truco- en cada cama. Los negocios normales tienen sus alzas y sus bajas; hay quien gana y quien pierde, como siempre hubo. Pero en un pequeño pueblo que tiene sobre sus habitantes fijos una colonia veraniega importante se ve un dinero estático, indígena y un dinero alocado, abundante, ruidoso, sin tradición ni pregunta que no sea indiscreta.
En estos pueblos de Cataluña el indiano o el "americano" es todo un tipo social representativo y el estraperlista que pasa es otro tipo que se adivina pronto. Las mentalidades de estas dos clases de ricos son bien expresivamente distintas. Representan a mi entender dos épocas y dos productos de la lucha por el dinero. Su única coincidencia es que los dos han decidido enriquecerse por caminos extraordinarios y no profesionales.
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Junto a la serenidad del indiano desentona el nervioso y flamante estraperlista. Este hombre ha buscado las Indias en la angustia del tiempo, en la necesidad de quienes le rodean. No ha salido a ningún sitio ni tiene ningún sitio en donde piense quedar. Quiere, con su dinero rápido, imitar con urgencia lo más superficial del lujo. Quiere -cosa en la que el indiano no pensó nunca- que se vea de un golpe todo lo que tiene, que se le admire, que le dé el trato de un rango, que compra cada día más caro que nadie. Pero aquí, no hay tradición del esfuerzo tozudo, heroico, lento y diario. Todo ha sido improvisado con audacia y con suerte. Tiene muy pocos años ese dinero y como joven, es loco y petulante. No es en general el dinero del estraperlista un dinero que sirva para fundar. Es un dinero anárquico, que se cae por los hoteles, por los bares, por los grandes restaurantes, por las carreteras donde lanza su coche, sin pensar que las carreteras son caminos para ir o para volver a o de algo más que comer o tomar el aperitivo.
El indiano, imitando al señor, llega a serlo; se lo ha ganado. El estraperlista, imitando a lo que él cree que es un señor, no lo será nunca, porque no gana señorío, sino que gasta lo que tiene en alquilar lo que no existe..
Hay tres cosas en la vida que, sino fundan, mueren: la inteligencia, el amor y el dinero. El estraperlista no funda, confunde. Es un muerto que va por la vida gastando dinero en pedir limosnas.
LA VANGUARDIA ESPAÑOLA, 22/07/1947.

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